En
la antigua China, desde tiempos muy remotos los árboles sagrados se
convirtieron en sitios de culto budista. Los integrantes de la nobleza
realizaban peregrinaciones a los lugares donde se encontraban los árboles
sagrados, entonces para evitar el bullicio de los lugares de peregrinación
públicos, la nobleza china empezó a crear en sus propios jardines los distintos
árboles sagrados y su entorno natural. Con este fin los jardineros tuvieron que
plantar árboles jóvenes para convertirlos en copias de los venerables modelos.
Es así como nació el cultivo de
lo que actualmente conocemos como Bonsai, que en chino se dice Pen-Jing y que
quiere decir "árbol en maceta". Los Bonsai son árboles enanos, que
necesitan del mismo aire y de las mismas condiciones que los árboles comunes,
aunque requieren muchísimo más cuidado.
Pasado algún tiempo, los viajeros
chinos llevaron al Japón la técnica de los árboles enanos. Muy pronto los
nobles japoneses adoptaron y mejoraron este arte, y a lo largo de casi 800 años
se ha desarrollado una gran variedad de estilos y técnicas de las que hoy
conocemos en los bonsais japoneses.
Quien
desee cultivar un bonsái debe ante todo estar dispuesto a observar el ejemplar
que se le ofrezca desde el punto de vista de su armonía, rehuyendo todos
aquellos que puedan producir una gran, pero fugaz, satisfacción.
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