Es un estilo similar al anterior, pero que en
este caso, el motivo es un árbol caído, que ha arraigado en el suelo en forma
de balsa, dando vida a una nueva vegetación, para realizarlo se escoge una
plántula que presente una espesa ramificación en un lado y más escasa en otro.
Eliminadas las ramas debiles y orientadas las otras adecuadamente, se dispone
el tronco horizontalmente, en un largo recipiente que pueda contenerlo
holgadamente, incluido el aparato radical. Tras recubrir el tronco con tierra
las ramas se reparten verticalmente, hay que controlar cada seis meses el
arraigo del bonsai en cuanto se haya producido un aparato radical fuerte y
espeso, podran eliminarse con cuidado las raices primitivas.
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