Este estilo poco común, se refiere a aquellos
árboles que se encuentran plantados dentro de una roca atravesándola.
Para este bonsái procederemos de la misma manera:
~ Tras haber elegido los orificios que más se prestan a recibir el (o
los) bonsáis, los limpiaremos y, si es preciso, los agrandaremos cuanto sea
necesario con un taladro o un cincel.
~ En cuanto al anclaje, procederemos del mismo modo que en los bonsái de
raíces al aire, es decir, fijaremos los alambres con trozos de plomo o bien
usaremos la técnica de pasar el alambre a través de pequeños agujeros abiertos
con el taladro apropiado, Al finalizar la operación humedeceremos la cavidad
con agua.
~ Con la ayuda de un
bastoncillo quitaremos la tierra a las raíces e introduciremos éstas en la
cavidad de la roca ya preparada, en cuyo interior habremos colocado previamente
una capa de tierra, Después cubriremos el aparato radical del bonsái con una
mezcla de turba y humus.
~ Anclaremos con mucha delicadeza la planta, usando alambre de cobre o
de aluminio, y dispondremos el bonsái en un recipiente adecuado, situándolo
después al abrigo del viento y en penumbra.
~ También en este caso, el ishitsuki requerirá grandes cuidados y una
vez más el mayor problema será la necesidad de mantenerlo constantemente
humedecido. Al regarlo, hay que cuidar siempre de distribuir el agua sólo en
torno al aparato radical.
~ Transcurridos un par de
meses, se podrán suministrar, en pequeñísimas cantidades, las primeras dosis de
fertilizante orgánico en forma líquida.
~ Al contrario que el precedente, este Lipa de bonsái no se trasplanta y
las raíces no deberán despuntarse.
~ Antes de nada hay que
escoger el período más adecuado, para que la planta no se resienta demasiado
del cambio de lugar y se recupere rápidamente. Dependiendo de la especie, el
mejor período para el trasplante
va de finales de la primavera a finales del verano o comienzos del otoño.
0 comentarios:
Publicar un comentario